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Raw Bar, the “fish experience”

Soy un apasionado del pescado, lo reconozco, disfruto yendo a comprarlo allá por donde me encuentre y me encanta descubrir lugares donde mi pasión se satisface plenamente. Soy de las personas que estando de vacaciones disfruta más en el mercado que en la playa, y me parece que no soy el único. Encontrar establecimientos dedicados al pescado fresco y con elaboraciones modernas me motiva. Este es el estilo del personalísimo Raw Bar que, además de todo la anterior, nos propone un entorno sin igual en la misma Plaza de Oriente de Madrid y una propuesta decorativa muy sofisticada.

Los pasos de nuestra nueva visita gastronómica nos llevan hacia esta emblemática plaza madrileña donde el grupo Lezama redondea su oferta marinera. La Mar, nuestro protagonista de hoy y el restaurante La Lonja (en la planta superior del Raw) forman un triunvirato dedicado al pescado. La plaza de oriente es uno de los lugares más visitado por los turistas que vienen a la capital y también por los madrileños que gustamos de dar un pasear por el viejo Madrid. Allí se encuentran tres colosos del Madrid monumental, el Palacio de Oriente, la Catedral de la Almudena y el Teatro Real y donde, junto al Templo de Debod, se observan los mejores atardeceres de la capital.

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Hace años la oferta gastronómica de los alrededores de esta plaza no se caracterizaba precisamente por la calidad de sus establecimientos salvo honrosas excepciones, todo enfocado a dar de comer muy malamente al turista despistado, hacer caja y hasta el día siguiente. Pero en la actualidad nos encontramos con que, ¡por fin!, la tendencia está cambiando e incluso los propios madrileños empezamos a dejarnos caer por algunos establecimientos que apuestan por la calidad y la atención. Veo que estamos aprendiendo de otras capitales europeas. Lo celebro.

Al tema, que hablar de Madrid me emociona. Una vez que hemos decidido cruzar la puerta del Raw Bar no podemos dejar de asombrarnos, nos encontramos con una decoración ideada por Nacho García de Vinuesa donde cobra protagonismo una barra con acabado anacarado que recorre el local. Los motivos marineros más clásicos dejan sitio a paredes empapeladas con texturas de pieles de animales marinos y las redes de pescadores aquí tienen forma de lámparas. El suelo es prolongación de las paredes lo que le confiere unidad y cierto aire de pecera gigante.

Aquí se viene a comer pescado, y el pescado se come casi en su totalidad en preparaciones elaboradas en crudo con producto de primerísima calidad proporcionado por Serpeska. No es que nos lo digan, es que se puede comprobar fácilmente observando el pequeño expositor que existe en un extremo de la barra, y que habla por si mismo. Los platos son elaborados a la vista, y no hay que tener vergüenza ni pudor en observar como los cocineros los preparan, eso es un placer que debemos darnos. Decíamos que la oferta es principalmente a base de crudos: cebiches, ahumados, tartares y tiraditos… Si el producto no es sumamente fresco imaginaos el desastre.

El gerente, José Luís Martínez, tuvo la amabilidad de enseñarnos también el espectacular restaurante La Lonja situado, como ya hemos dicho, en la planta superior. Cuenta con unas vistas privilegiadas a palacio, una oferta gastronómica a base de pescados frescos a la brasa y verduras ecológicas y una distinguida decoración. También lo consideramos muy muy recomendable. Tras el recorrido nos dejamos aconsejar por él y probamos los siguientes platos: tratar de atún de atún rojo con soja y yuzu, cebiche de lubina y calamar con espárragos y rábanos, sashimi de dorada y unas vieras a la parrilla japonesa con alcachofas. No hubo plato malo, sinceramente. Todo estaba excelentemente elaborado y fantásticamente presentado con vajillas que hacían justicia a cada plato y distintas todas ellas. El sabor de cada pescado o marisco no es enmascarado, se ensalza con los aderezos de cada receta y tienen la textura adecuada, propia de la frescura del producto.

La carta no es muy extensa, ni falta que hace, solo una docena de platos y es armoniosa y equilibrada. Se complementa con platos como ahumados “caseros”, carpaccios de gambas o un tiradito de salmonete. Los vinos son correctos y ayudan a moderar la factura pero nosotros decidimos apostar por uno de los fuertes del Raw, los cócteles, que para este tipo de preparaciones va de maravilla, además puedes elegir de entre una buena cantidad de ellos.

Puesta en escena, producto de calidad, entorno, decoración, una relación calidad precio interesante… creemos que lo tiene todo para que te atrevas a cruzar la puerta, ya seas de Madrid o vengas de turismo.

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